En el estertor de Berlín, el fotógrafo ucraniano Y. Khaldej decidió simbolizar la derrota del Tercer Reich con esta fotografía desde el tejado del Reichstag, símbolo del poder nazi.  Sin embargo estudios posteriores han puesto al descubierto la manipulación de la célebre fotografía. Incluso se llega a dudar de que se hiciera una primera toma.

En 2008 la agencia EFE pasaba una nota sobre este asunto, apoyándose en un análisis que había realizado el semanario ‘Der Spiegel’ con diversos expertos. Primero, Khaldej retocó la imagen del presunto y valeroso soldado del Ejército Rojo, ya que aparecía con dos relojes en la muñeca, lo que apuntaba al pillaje en plena caída del Tercer Reich. El fotógrafo rascó en el negativo, explica  E. Volland, autor de un libro sobra la caída de Berlín y la toma del Reichstag, el 2 de mayo de 1945.

No satisfecho con esa mejora, Khaldej se centró en otra más compleja. Sustituyó, con un montaje sobre otro negativo, la bandera que aparecía mortecina por otra con la hoz y el martillo al viento. Los historiadores discrepan sobre cuántas versiones, entre imágenes reales o trucadas, llegó a hacer el fotógrafo. Se ha hablado de un centenar, así como de que la imagen fue claramente «escenificada», que los soldados no lo eran y que ni siquiera se tomó durante la caída del Reichstag, sino algo después. Khaldej, fallecido en 1997, quitó hierro a sus manipulaciones con el argumento de que, de todos modos, fue una hazaña histórica.

En cualquier caso la imagen, como poco antes la de los soldados norteamericanos izando las barras y estrellas en Iwo Jima, se convirtió en la mejor arma propagandística del futuro poder ruso sobre Alemania. Porque los vencedores estaban dispuestos a reclamar en tierra el coste en sangre de la victoria. La muerte de miles de personas le preocupaba poco a Stalin; los rusos estaban en Berlín para quedarse, eso era lo que contaba. Y la única preocupación de los miserables restos de la máquina de guerra nazi fue huir, a toda costa, a cualquier precio, y rendirse a los aliados, convertidos ahora en libertadores.

Fotografía reproducida en la obra “LAS FOTOS QUE HICIERON HISTORIA. 1900-2011”, de Fernando García de Cortázar publicado por JdeJ Editores

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