Según publica hoy -18 de julio- el diario “El Mundo”, Amnistía Internacional ha pedido a la alcaldesa detenga los desalojos y derribos en el poblado de Puerta de Hierro que recoge la fotoperiodista de Reuters Susana Vera en esta entrevista.

Estudiaste fotoperiodismo en la Universidad de Missouri. En la actualidad estás trabajando en un reportaje sobre un grupo de 54 familias de etnia gitana asentadas hasta ahora en la zona de Puerta de Hierro de Madrid. Nos gustaría conocer esta historia desde tu cámara y como experiencia personal. 

A la realidad de Puerta de Hierro me acerqué a través del 15-M. Tras cubrir la acampada en Sol buscaba explorar cómo se concretaban las propuestas del movimiento que salían de las distintas asambleas. Me enteré de que un grupo de activistas se había instalado en el poblado gitano de Puerta de Hierro para paralizar los derribos a los que las familias estaban siendo sometidas desde hacía un año y medio.  Pero al llegar allí y pasar tiempo con los moradores, decidí centrarme en denunciar la situación tan dramática que estaban viviendo ellos. Así que empecé a pasar tiempo con las familias, para poder retratar su día y día e intentar reflejar con la cámara lo que significa vivir con la incertidumbre de que cualquier día te puedan tirar la casa que tanto esfuerzo te ha costado levantar y dejarte a ti, tus hijos y tus nietos en la calle. El artículo 47 de la Constitución Española declara: “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.” Sin embargo, este derecho está siendo vulnerado a golpe de excavadora desde mediados del 2010 en Puerta de Hierro, donde actualmente quedan tan sólo unas pocas familias de las 54 que originariamente poblaban este terreno a orillas del Manzanares, y no saben cuánto tiempo más podrán resistir. 


Trabajas para la agencia Reuters desde Madrid. Imagina que un estudiante o aficionado al periodismo quiere conocer cómo se llega a trabajar profesionalmente en este campo. ¿Qué consejos le darías? ¿En el campo del fotoperiodismo quienes han sido tus referencias?

Creo que primero es importante entender que un fotoperiodista es un periodista que utiliza la cámara como instrumento para contar historias de personas reales. Los redactores usan la palabra y nosotros la imagen, y en ambos casos nos tenemos que regir por el mismo código deontológico de esta profesión. Conocer las normas éticas y aplicarlas es fundamental para poder realizar nuestro trabajo correctamente y con responsabilidad hacia las personas que retratamos con nuestra cámara, así que es imperativo que quien se inicie en esta profesión se tome esto muy en serio.  Otra cosa importante es aprender a contar historias con la cámara. Desarrollar discursos narrativos para tratar temas en profundidad.  Es una forma de hacer un periodismo más reflexivo y de desarrollarse profesionalmente. Y por cierto, no se necesita  viajar al otro lado del charco para poder hacer buen fotoperiodismo. Hay historias muy interesantes que merecen ser contadas a la puerta de tu casa.  Mis referencias son mis compañeros, la gente con la que trabajo codo con codo, al igual que otros fotógrafos que ni siquiera tengo el gusto de conocer, pero cuyo trabajo sigo por internet o por libros, en el caso de los que trabajaron en el siglo pasado. La lista es larguísima….

Has obtenido el Premio Nacional de Fotoperiodismo ANIGP-TV, junto a Daniel Pozo y Adrián Irago, por tu foto titulada “Niño rezando delante de un hornillo eléctrico”. ¿Cómo y por qué surge esta foto? O de otra manera ¿fuiste a su encuentro o se presentó ante tu cámara?

Una persona que trabaja con la comunidad gitano rumana en Madrid me llamó por teléfono para contarme que a la mañana del día siguiente se iba a derribar el autobús y un trailer en el que vivían dos familias desde el 2008 por orden de Gerencia de Urbanismo.  Cuatro adultos y diez niños se quedaron en la calle por vivir al lado de un terreno deshabitado en el norte de Madrid. El niño de la foto, Marus, se estaba calentando las manos en un hornillo eléctrico antes de ir al colegio. Esa fue la última vez que estuvo en el que hasta entonces era su hogar. Cuando regresó con sus hermanos ya no quedaba nada del autobús.

Esta foto hace honor a tu ciudad de origen Pamplona y sus sanfermines. Coméntanos por favor la historia de esta magnífica foto que es una de las que abre tu web. ¿Qué foto de las que ya son historia en el siglo XX te hubiera gustado realizar?  

Fotografiar en el patio de caballos siempre es un poco caótico. Hay cámaras por todos partes, tanto de profesionales como aficionados. Mucha gente se agolpa para acercarse a los toreros para darles suerte y poder retratarse con ellos. A mí me impresiona la capacidad que tienen ellos de aguantar toda esa algarabía minutos antes de la corrida. Nunca dicen que no a posar con un aficionado, ni se amedrantan ante las cámaras de los fotógrafos ni de los cámaras de televisión. Pero capturar un momento único en esas situaciones es complicado. Así que a veces es mejor mirar a otro lado, alejarse de los toreros y de todo el enjambre que les acompaña, porque la foto puede estar en el “extra-radio”. En este caso las monjas, como tantos otros aficionados, habían acudido a saludar a los toreros y ver el ambiente. Y el momento se produjo justo cuando no había nadie pasando por delante, que ya es bastante difícil en un espacio tan reducido. Tuve suerte, aunque para ser honestos, ¡es casi imposible no hacer una foto medianamente interesante de monjas en un patio de caballos!


Malí es otro de los lugares de tu actividad profesional y que refleja esta imagen. ¿Puede recoger la cámara de una fotoperiodista el reflejo y los contrastes de África?

En mi caso eso es lo que intento, aunque no sé si siempre lo consigo. Al África sub-sahariana me han llevado historias duras de sequía y hambre, pero incluso en la desgracia hay que intentar reflejar la esperanza y la alegría de vivir,  así que procuro retratar también esa realidad.

“Actos de fe” es uno de los capítulos de tu portfolio y que refleja esta foto. ¿Qué lugares y momentos elegiste para compendiar este capítulo?

Vivía entonces en Carolina del Norte y trabajaba para el periódico The News&Observer en Raleigh. Había un espacio de cinco columnas en una sección del periódico que querían destinar a una columna fotográfica semanal. Yo propuse la idea de “Actos de fe” porque me interesaba explorar la idea de la espiritualidad y creía que era una buena forma de reflejar la diversidad de credos religiosos  que convivían en Carolina del Norte, un estado sureño que pertenece al llamado “Bible belt” de regiones fundamentalmente cristiano evangélicas, pero que en los últimos años había dado la bienvenida a personas de múltiples religiones. Así que todas las fotografías las tomé en ese estado y se publicaron de forma semanal durante un año. Huí un poco del rito y de la parafernalia e intenté centrarme en cómo la gente incorpora sus creencias religiosas a la vida del día a día.

Susana Vera (Pamplona, 1974) es una fotoperiodista afincada en Madrid donde trabaja para la agencia internacional de noticias Reuters desde finales del 2003. Formada en el fotoperiodismo en la Universidad de Missouri-Columbia (EE.UU.), Vera trabajó en diversos diarios estadounidenses, entre ellos “The Herald News“, “The Gurnee Sun” y “The News&Observer” antes de regresar a España hace ocho años. Desde el 2005 colabora con Acción contra el Hambre realizando proyectos fotográficos para sensibilizar a la población española sobre las problemáticas de los países del sur. El trabajo de Susana Vera ha sido galardonado en diversos concursos de fotoperiodismo internacionales y nacionales, entre ellos Pictures of the Year Internacional, McClatchy President’s Award, Premio Fundación Conde Godó de Fotoperiodismo, Premio Iberoamericano de Periodismo Joven La Pepa y el Premio Objetivo Abierto.
www.susanaveraphotos.com

10 COMENTARIOS

  1. He vivido los sanfermines y tu foto consigue ser distinta. Y enhorabuena por tu reportaje sobre el poblado gitano de Puerta de Hierro. Suerte Susana.

  2. Me gusta mucho este tipo de fotografía social que denuncía y muestra la realidad de niños y familias que sobreviven como pueden y encima los gobernantes van a machacarlos aun más. Me gustaria ver a los hijos de los politicos calentandose las manos en un miserable hornillo, haber si cambiaban algo. Felicidades por tu trabajo Susuna.

  3. He seguido los trabajos de Susana en la comunidad de Puerta de Hierro, que son mis vecinos. Su profesionalidad y su implicación, su valentía, su manera de estar en los sitios, observando, buscando, y al mismo tiempo tan integrada en la actividad que sea que ni te das cuenta de que ahí hay una persona documentando, es algo tan raro en los periodistas que habría que destacarlo siempre. Enhorabuena, Susana.

  4. Una de mis fotógrafas preferidas… y además muy valiente por cambiar los Estados Unidos por España. Aunque aquí estás haciendo un gran trabajo. Lo de Puerta de Hierro es un clásico. ¡Felicidades!

  5. Excelente reportaje Susana, realmente sorprende la forma como a través de la fotografía logras trasmitir el pesar y el abuso de estas familias. Mi solidaridad contigo y para con estas familias. Mi corazón esta contigo. ¡cuidate mucho! Luis Quevedo/ México

  6. Magnífico trabajo ( como todos ) en Puerta de Hierro, pero tus fotografías de los sanfermines únicas. Mientras todos los fotógrafos hacen la clásica del Santo, TU miras a la ventana del Palacio de Guendulaín y zas , las criaturas entre rejas con sus móviles.GENIAL.

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