Actualmente trabaja en el proyecto “Polinesia con acento vasco”, siguiendo la ruta del marino vasco Domingo de Bonechea, descubridor de Tahití

Viajas por el mundo a partir del 2000 y recibes el premio National Geographic por esta foto de una boda campestre en Angkor (Camboya). Nos gustaría conocer la historia de esta imagen y qué caminos te llevaron a la fotografía.

Me encontraba en Siem Rep visitando los templos de Angkor. A la salida escuché una música un tanto envolvente que provenía de un poblado, la curiosidad del origen de aquella melodía me incitaron a llegar al poblado. Llegué a una casa bastante humilde a modo de palafito con dos alturas. Por la escalera bajaba un hombre vestido muy elegante. Al verme que portaba una cámara de fotos me invitó a subir al piso de arriba. Mi sorpresa fue que aquel especie de estudio fotográfico , con aire un tanto kischt ,estaban dando los últimos retoques a mujer vestida de novia. Cuando ya estaba lista subió el novio y la fotógrafa de la boda. Comencé a hacerles fotos a los novios y en algunas de ellas metía en el encuadre a la fotógrafa. En una de estas la fotógrafa se giró y nos hicimos una foto al mismo tiempo. Cuando resultó ganadora en el concurso de NG, la organización comentó que les había gustado la foto por la situación entre dos fotógrafos que crea una pregunta: – ¿Quien es el fotógrafo y quien es el fotografiado?

Como buen navarro las fiestas de San Fermín son un marco bien conocido para ti. El primer momento que vi esta imagen me parecía como un montaje. Sin embargo entiendo que es cien por cien natural. Y distinta a las fotografías tomadas en la calle de la Estafeta durante los encierros. ¿Cómo surgió esta toma? 

Bueno no es una foto de la curva de Estafeta, se trata de la suelta de vaquillas que se hacen en la plaza de toros cuando ha terminado el encierro de los toros. La gente se pone en un montón delante de la puerta de toriles esperando la salida de la vaquilla. El animal al ver el montón de gente salta por encima. Esta situación la había hablado con muchos fotógrafos que hacían fotos de las vaquillas y les decía, la mejor foto de las vaquillas hay que hacerla de frente, como los toreros, a portagayola. Pero hay que echarle un par para hacerla. Así que una mañana me armé de valor y me puse entre el montón de gente esperando que el animal saltara por encima. Y así fue, mientras los mozos se tiran para atrás para evitar el golpe del animal, yo aguanté estoicamente cámara en mano. La vaquilla saltó por encima de mí, pero la pata trasera impactó en la cámara, tan solo se rompió el filtro protector. También noté un golpe en la cabeza, pero no le di importancia. Así que mientras miraba si había conseguido la foto una gota de sangre cayó sobre el visor. Un amigo fotógrafo me hizo la foto con un pequeño reguero de sangre en la cara. Entré en la enfermería y me dieron un par de puntos de sutura. Pero la foto mereció la pena, es una foto única. A pesar que han pasado varios años desde que la hice, ningún fotógrafo se ha atrevido a recibir a la vaquilla a portagayola cámara en mano. Así que ya va siendo hora que alguien la haga.

Como muchos sueños una imagen en blanco y negro. ¿En qué momentos prefieres trabajar sin color?

Cuando quieres resaltar algo por su dramatismo o también para que la foto sea más poética y sugestiva. El B/N aísla muchos matices de la foto y te centras más en el mensaje que quieres transmitir. El color adquiere fuerza en la foto trabajando con luces cálidas, amaneceres y atardeceres, ahí es donde el color se impone al B/N. Pero fotografiar sólo con estas luces en estas latitudes los trabajos se prolongan días y días. Recuerdo un atardecer en Islandia que la hora azul (atardecer) duró 3 horas. ¡Menudo festival

Parecía difícil imaginar un enfoque original para el Taj Mahal. Y también renunciar al color ante aquella belleza de color. ¿Y qué fotógrafos resultaron para ti una referencia cuando comienzas a viajar por el mundo como fotógrafo profesional?

Reconozco que soy amante de los fotógrafos clásicos. Cartier Bressons fue el primero que me cautivó. Aparte de su consejo de unir la mente, el ojo y el corazón en un clic, me gustaba porque era un fotógrafo que reconoció que no le interesaba la fotografía, sino la vida. Y eso mismo es lo que me motivó a viajar con la cámara. Conocer el mundo a través de sus gentes. La técnica fotográfica está muy bien saberla, hay que conocerla, pero también está muy bien olvidarla.  La fotografía es sentimiento, te tiene que latir cuando dispares, la composición, la luz… son cosas secundarias. Una buena foto consigue parar el tiempo, y por supuesto la vida. De los fotógrafos en activo me gusta Steve Mcurry, como domina el color. También por ser fotógrafo paciente, como se involucra en el medio hasta que los personajes le muestran su alma. De los españoles Cristina García Rodero sin duda, como fotógrafa y como persona. Todo un ejemplo de que el ego hay que dejarlo en casa.

Tu libro “Navarra a la carta” es premiado en Londres. Y el siguiente, “Navarra la cultura del vino” lo es en París. Elige una foto para comentar estas dos ediciones y la génesis del proyecto.  

Navarra a la Carta fue el proyecto que me hizo volver a casa, después de varios años fuera. Ha sido el trabajo del que más me enorgullece. Fue una propuesta que hice al Gobierno de Navarra en el que tuve «carta blanca» para hacer el libro a mi gusto. Durante año y medio recorrí los contrastes y la biodiversidad del paisaje y de las nobles gentes navarras, todo un descubrimiento en la puerta de casa. La Gourmand Cookbooks Awards lo premió en Londres como tercer mejor libro de viajes gastronómicos del mundo, tuvo tal repercusión que se tuvo que hacer reedición. La foto que más me gusta es la de la fiesta del carro de S Adrián. Un rito de fertilidad que se celebra en el pueblo de Iturgoyen a primeros de mayo, donde los solteros del pueblo se ponen el yugo y pasean en un carro engalanado a los recién casados por las empinadas calles del pueblo.

Ahora estás trabajando en el proyecto “Polinesia con acento vasco”, en el que seguirás con tu cámara la ruta del marino vasco Domingo de Bonechea, descubridor de Tahiti. Nos gustaría compartir esta aventura y cuál es el objetivo que te has planteado como fotógrafo para este trabajo.

Este proyecto está en stand by, si te parece te cuento el proyecto actual que me hace mucha ilusión. Es el documental que estoy dirigiendo «Navazonia, alquimistas y chamanes».  Esta es la historia de Diego Arregui. Que cada año viaja hasta el corazón de la selva brasileña para aprender de sus hombres sabios, conservar e investigar sus plantas medicinales, curar a sus gentes y, después, enseñar lo aprendido en su Navarra natal. La historia de un hombre y su familia entregados al poder de las plantas y su herencia cultural, la historia de una amistad entre un doctor navarro y un hombre-medicina de la Amazonia, la historia de una alianza para traer a nuestro mundo el grito desesperado de la tierra. Y, quién sabe, también viejas fórmulas capaces de tratar nuestras enfermedades, hoy intratables para la medicina contemporánea.

Se puede colaborar en el documental a través de: http://www.latahonacultural.com/es/proyecto/44-navazonia.-alquimistas-y-chamanes/

www.patxiuriz.com

Fotógrafo colaborador con el Gobierno de Navarra. Fotoperiodista. Colaboraciones regulares en más de una docena de medios nacionales.
Exposiciones fotográficas:
Los Sanfermines. Pamplona, 2010
Comisario y fotógrafo. Exposición colectiva de fotógrafos navarros sobre Los Sanfermines
Tahití, mito y realidad. Pamplona, 2009 y Madrid, 2010
Comisario y fotógrafo. Una visión de Tahití, sus gentes y sus tradiciones
Los frutos de la guerra. Navarra, 1997
Comisario y fotógrafo. Exposición sobre la posguerra de los Balcanes

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